El Jubileo 2019-2020
El pasado 10 de mayo, festividad de san Juan de Ávila, se anunció la concesión de un año jubilar para Almodóvar del Campo. El obispo de Ciudad Real, monseñor Gerardo Melgar, pidió el pasado año la concesión de esta gracia por la figura del santo doctor san Juan de Ávila. La Penitenciaría Apostólica respondió afirmativamente para un año que comenzó el pasado 10 de mayo y concluirá el 31 de mayo de 2020. Coincide con el 450 aniversario de la muerte y el 50 aniversario de la canonización de san Juan de Ávila.
De este modo, tal y como informa el decreto episcopal, «podrán lucrar la Indulgencia plenaria los fieles cristianos que, verdaderamente arrepentidos de sus pecados y movidos por la caridad, cumplan debidamente las condiciones acostumbradas (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Romano Pontífice) y visiten el templo parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción de Almodóvar del Campo y el oratorio de la casa natal del santo doctor».
Todas las sedes se han renovado con recursos audiovisuales que se proyectan sobre arquitectura efímera. Un nuevo mensaje, un nuevo lenguaje.
Con Un nombre para siempre, el lema elegido para el Jubileo, la reflexión que se hace durante el año enfatiza que Almodóvar del Campo es el «lugar donde san Juan de Ávila vivió un triple nacimiento: nació a la vida como hombre; nació a la fe por el bautismo; y nació a la vocación».
Con esta idea, además, se muestra el ciclo fundante de la vocación cristiana: hemos sido llamados a la vida por la acción creadora de Dios; hemos sido llamados a la fe por la gracia del bautismo, y hemos sido llamados por Cristo para seguirle recibiendo un «nombre», una vocación y una misión histórica que debemos descubrir o renovar.
En las visitas a Almodóvar se pretende transmitir que «cada uno de nosotros —cristianos vinculados a la vida de la Iglesia o cristianos alejados, niños, jóvenes o adultos—, tenemos un nombre dado por Dios que hemos de descubrir o, si ya lo conocemos, tenemos que agradecer y renovar».
El itinerario de las peregrinaciones, aunque puede variar según pidan los grupos, comprenderá la ermita de santa Brígida, con el tema Hemos sido creados y bautizados; la de san Juan Bautista: Cristo nos ofrece su misericordia y su perdón renovador que nos capacita para descubrir o para renovar nuestro «nombre»; la casa natal de san Juan de Ávila: Hemos sido llamados y ahora volvemos a ser llamados, y el templo parroquial, donde se insistirá en que «somos enviados para actuar nuestro nombre alimentados por la eucaristía, sacramento para la entrega y viático para los que peregrinan por el mundo hacia el cielo».